Hay novelas que con tan sólo mirar la portada ya sabes que esconden una gran historia. Y esta es una de ellas. Con un evocador paisaje de playa que se abre tras una ventana, » Palmeras en la playa» es una mezcla tan extraña como imposible.
La historia comienza en 1953 cuando Jacobo y Kilian abandonan el pequeño pueblo de la montaña Oscense para trabajar en las plantaciones de cacao en la isla de Fernando Poo. Allí se enfrentarán al insoportable calor, a las enfermedades locales y a la complicada convivencia con los nativos de la zona.
Pero es en el año 2003, cuando Clarence descubre una carta donde el autor de la misma ha estado enviando durante años dinero a alquien de la isla indigena, lugar donde su padre y su tío emigraron cincuenta años atrás. De forma que decide viajar hasta la actual Isla de Bioko para averiguar los lazos que la unen con aquellas historias y anécdotas que ha escuchado miles de veces.
A través de la narración de Luz Gabás podemos imaginar perfectamente la sensación de calor asfixiante, así como la vida tranquila y monótona de Pasolobino. Además, el hilo conductor de la novela es una buena historia de amor que se mueve entre dos formas de pensar y dos espacios de tiempo.